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LA HISTORIA DE LAS LAVADORAS DE ROPA

Desde que las personas comenzaron a cubrirse el cuerpo con ropa, han estado buscando una forma de lavarla. Vea en la galería de fotos varios métodos manuales y herramientas de uso.


Varios intentos de lograr una lavadora eficiente desde la revolución industrial han sido bien documentados, como una solicitud de patente presentada en 1691, un anuncio en enero de 1752 en Gentlemen's Magazine y otra solicitud de patente para una máquina rotativa en 1782, todos en Inglaterra.


En la galería de fotos se puede ver un anuncio de 1860 comparando la forma antigua y la “moderna” de lavar la ropa.


William Blackstone, en 1874, perfeccionó la lavadora, como regalo de cumpleaños para su esposa, construyendo una tina con una manivela para girar los mecanismos internos. Este aparato recogía la ropa y la movía por el agua, haciendo que la suciedad se desprendiera durante el movimiento.


Fue solo con la invención y popularización del motor eléctrico, a principios del siglo 20, que se logró una lavadora que funcionaba de manera más eficiente. Es importante señalar que, hasta ese momento, todo tipo de lavadoras eran manuales o utilizaban algún tipo de tracción animal, como se ve en la galería de fotos, una máquina accionada por cabras o perros.


Solamente en 1908 que apareció la primera lavadora eléctrica, llamada “Thor” y que fue presentada por Alva J. Fisher, un inventor que trabajaba para Hurley Machine Company y de quien era titular la patente, aunque no se puede decir que él sea el verdadero inventor. A partir de ahí, comenzó la producción a gran escala.


A medida que la invención evolucionó, también lo hicieron los desafíos para los fabricantes. En un principio se necesitaba un motor y un mecanismo, algo que pudiera mejorar el funcionamiento de la máquina, pero que no requiriera tanta energía, que la quemará o sobrecalentará.


A pesar de los avances, la lavadora aún no era lo suficientemente común como para encontrarse en los hogares. Solamente en 1936 que la gente, a pesar de la Gran Depresión, empezó a comprar lavadoras para sus casas. Antes de eso, las mujeres estadounidenses, cuando era posible, iban a una lavandería local, donde se podían encontrar varias máquinas nuevas y relucientes, junto con pequeñas cajas de detergente e incluso refrescos y dulces. Esta cultura de c de autoservicio continúa hasta el día de hoy en los Estados Unidos.


A principios de la década de 1950, los fabricantes estadounidenses ya comercializaban máquinas que no solo lavaban la ropa, sino que también la centrifugaban.


Para las mujeres, la posibilidad de tener una lavadora se ha convertido tanto en una bendición como en una maldición. Ciertamente hizo la vida más conveniente, ahorró un tiempo precioso y fue más fácil que hacer el trabajo pasando un día entero en una lavandería o haciendo el trabajo a mano.


Ir a la lavandería no era solo una tarea, también era un evento social. Las lavanderías americanas eran los lugares para conversar, compartir, ponerse al día y comer algo, mientras que las lavadoras hacían el trabajo pesado. Tener una máquina en casa acabó con esta vida social.


Las máquinas domésticas contemporáneas se fabrican en dos modelos básicos, apertura frontal o apertura superior. Los de apertura superior, más populares en Estados Unidos, Australia, Brasil y parte de Europa, reciben la ropa en un cilindro montado verticalmente, con agitador central y tienen la tapa en la parte superior.


Las máquinas de apertura frontal, más populares en Europa y Medio Oriente, tienen un cilindro montado horizontalmente, sin agitador central, pero con una puerta estanca y una ventana de vidrio. Ambos modelos tienen la capacidad de lavar automáticamente, accionados por un motor eléctrico, ejecutando ciclos de lavado, enjuague y centrifugado preprogramados según el tipo de prenda.


El uso de la electrónica digital actualmente reemplaza los complejos sistemas mecánicos que se usaban anteriormente para controlar el lavado. Conectados a un punto de energía eléctrica, un punto de entrada de agua y una salida de aguas residuales, con controles programables y un depósito para jabón y suavizante, funcionan sin supervisión, lavando, enjuagando y eliminando el exceso de agua por centrifugación. Algunas máquinas más modernas también secan la ropa con aire caliente después del lavado. También pueden tener su control electrónico conectado a una red informática, permitiendo su seguimiento y control a través de Internet.


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Fuentes: http://pt.wikipedia.org/wiki/Maquina_de_lavar_roupa
               http://danielpires93.blogspot.com.br
               http://www.oldewash.com/